La carrera forma Especialistas en Medicina de Familia con alto nivel científico capaces de:
Participar con responsabilidad social en la promoción de la salud y en la prevención de la enfermedad en las personas sanas.
Realizar diagnósticos y planes terapéuticos acordes al contexto social del paciente y sus características particulares.
Establecer planes de rehabilitación acordes a las expectativas de las personas.
Diseñar programas dirigidos a mejorar la salud de la comunidad en función de los determinantes sociales que le afectan considerando a la comunidad en su conjunto como sujeto de atención.
Desarrollar la escucha, comunicación y empatía con el fin de lograr una relación médico-paciente-familia adecuada.
Manejar y coordinar los problemas de salud más frecuentes en el área que se presenten en pacientes de todos los ámbitos de atención (comunitarios, internación, consultorios externos y emergencias).
Actuar en el primer escalón del sistema de salud, brindando una atención integral, personalizada y continua, inserta en la comunidad.
Aplicar los conocimientos de la clínica, orientado a la prevención de las enfermedades, con sensibilidad hacia las características sociales y culturales de los pacientes teniendo en cuenta sus determinantes sociales.
Gestionar los recursos disponibles haciendo hincapié en el compromiso con los pacientes.
Ejercer como médico de cabecera, como actor principal en el “flujo del paciente” a través del sistema de salud y como coordinador del uso de los recursos, a lo largo de la historia de la vida del paciente y su familia.
Integrarse con otros especialistas y miembros del equipo de salud en cualquier medio o sistema.
Evaluar en forma crítica la bibliografía científica médica para poder aplicarla en los cuidados de salud que brinda.
Implementar todos los beneficios de las tecnologías de información y comunicación (TICs) en cuanto puedan impactar en los cuidados de salud y la educación a los pacientes.
Actuar en el marco ético que el ejercicio profesional exige.